jueves, 31 de mayo de 2012

TEPOZTLÁN

OTRA OPCIÓN PARA CONOCER NUESTRO PAÍS Y SUS RIQUEZAS

El hermoso valle de Tepoztlán alberga un enigmático pueblo lleno de vida y tradiciones que le valió ser declarado Pueblo Mágico. Ubicado en el estado de Morelos, a 74 kilómetros de la Ciudad de México, en este destino de herencia prehispánica se encuentran vestigios de distintas culturas, lo que le da un toque cultural e histórico.
Uno de sus principales atractivos es el cerro de El Tepozteco, cuya cúspide alberga una pirámide erigida en honor al dios Ometochtli-Tepuztécatl, representante de la fertilidad y la cosecha.
Llegar a este punto supone un verdadero reto para los visitantes porque se deben subir escarpados caminos. Pero a pesar de la dificultad y la altitud, familias enteras alcanzan esta mágica cima, desde donde se domina el paisaje morelense.
El clima boscoso y las características geográficas del lugar son ideales para practicar diversos deportes extremos como rapel, paracaidismo y ciclismo de montaña, que complementan la aventura de visitar Tepoztlán. Otra de las actividades fascinantes es el vuelo en globo aerostático.
El lugar da la bienvenida a sus visitantes con deliciosos tamales, itacates y tlacoyos que se pueden degustar en sus mercados o en puestos al pie de El Tepozteco, símbolo de una comunidad fuerte, en la que los habitantes muestran orgullosos su cultura y por la que muchos citadinos han abandonado las urbes.
Entre las fiestas más importantes de Tepoztlán se encuentra el Carnaval, donde los principales invitados son los llamados chinelos, una especie de personaje satírico que representaba a los españoles y que danzan al ritmo de la tambora en el baile denominado el ‘Brinco del Chinelo’ y en el cual simulan ser títeres manejados por hilos. Mientras bailan y brincan al compás de la tambora, invitan a los espectadores a tomar refino, un poderoso destilado de agave.
Tepoztlán da hospedaje a sus visitantes en cabañas, hoteles o parques para campismo, cada uno para diferentes gustos, pero todos destinados a garantizar el disfrute y goce del paradisíaco lugar que despierta al alba con los rayos del sol definiendo las formas caprichosas del cerro.
Para los viajeros más espirituales también se encuentran lugares para relajarse como spa, temazcales y centros que ofrecen terapias chamánicas que ofrecen relajamiento al entrar en un completo estado de contemplación e integración con la naturaleza.

     

    ARQUEOLOGIA 

    En el pueblo de Tepoztlán se erigen vestigios arqueológicos de El Tepozteco, un oratorio prehispánico ubicado en la cima de la montaña, a dos mil metros sobre el nivel del mar y a 600 metros de altura sobre el pueblo, un espacio que se erige imponente para dominar el horizonte.
    La zona arqueológica, que funcionó como un antiguo adoratorio prehispánico dedicado al dios Ometochtli-Tepuztécatl, se construyó en el posclásico tardío, probablemente cuando el asentamiento de Tepoztlán ya había sido conquistado por los mexicas.
    Los arqueólogos afirman que el Templo, como también se le conoce a la zona, fue edificado ahí porque la cadena montañosa de la que forma parte tenía connotaciones religiosas para sus habitantes, y así lo demuestra su arquitectura, que consiste en una singular pirámide de dos cuerpos y una plataforma rectangular menor que tiene cuatro escaleras, que en otros tiempos estaban decoradas con piezas de madera tallada.

    GASTRONOMIA

La Conquista española dio origen a una mezcla de platillos y propició la incorporación de algunos elementos en la cocina morelense.
El ingrediente principal del lugar es el maíz, con el que se preparan tortillas y tamales, alimentos que no pueden faltar en la mesa.
Los platillos nativos son producto de ese sincretismo cultural, pero conservan su origen prehispánico.
Hoy son típicos el mole de pepita verde y el mole rojo con guajolote, la cecina de res con crema y queso y la cecina enchilada de cerdo.
Algunas otras delicias que deben saborear son los “itacates” o gorditas de maíz: tortillas gruesas con masa y queso fritas en manteca; o los tlacoyos, porciones de masa rellenas de frijoles y habas cocinadas en comal.
Y aunque estrictamente no son un platillo, las nieves son la experiencia más dulce, agria, agridulce, amarga -pero sobre todo fresca- que se pueda degustar.
Esta tradición se ha convertido en un clásico en Tepoztlán por sus múltiples y peculiares sabores que van desde queso, aguacate, rompope, mezcal y tequila, entre muchísimos otros.




MUSEOS Y CENTROS CULTURALES 

El Pueblo Mágico de Tepoztlán no sería el mismo sin sus museos e instituciones culturales.
En el Museo de Arte Prehispánico Carlos Pellicer se pueden admirar las piezas donadas por el poeta y antropólogo que da nombre al museo.
La colección incluye objetos de las culturas olmeca, maya, zapoteca, totonaca y de la región occidente de México, entre las cuales se encuentra un fragmento de la representación del antiguo dios Ometochtli-Tepuztécatl.
De igual forma vale la pena visitar el Ex Convento de la Natividad, construcción del siglo XVI, construida por la orden de los frailes dominicos que llegaron a Tepoztlán a continuar con su tarea evangelizadora, declarado hoy Patrimonio de la Humanidad.
Este  edificio alberga el Museo y Centro de Documentación Histórica de Tepoztlán, integrado por cuatro salas que exhiben importantes piezas procedentes de las diferentes culturas mesoamericanas y otras que se consiguieron en las faldas del cerro del Tepozteco.



FIESTAS Y TRADICIONES


Las celebraciones en Tepoztlán hacen gala del colorido y la alegría que caracteriza a los morelenses, cuyas principales tradiciones están ligadas con la religión. Un claro ejemplo es la manera en la que el poblado recibe a sus visitantes con un grandioso Carnaval que comienza el fin de semana anterior al miércoles de ceniza. El  Carnaval da lugar a la atractiva danza de los chinelos, palabra que viene del vocablo náhuatl ‘tzineloa’, que quiere decir “meneo de cadera”.
El Baile de los Chinelos es una conjugación de ritmos y colores, donde al compás de la tambora e instrumentos de viento, los danzantes brincan en un movimiento que los hace parecer marionetas.
Otra celebración a destacar es la llamada Reto al Tepozteco, que celebra la aceptación del catolicismo como religión predominante en la zona y está asociada a la fiesta religiosa en la que se conmemora a la natividad de la virgen María, patrona de Tepoztlán.
En esta fiesta, realizada desde finales del siglo XIX, se ejecutan danzas que representan las leyendas de la región. Dicha celebración tiene lugar los primeros días de septiembre y ofrece una representación artística de danza, colorido, sonidos y tradición.
La fiesta se compone de la colocación de ofrendas en la pirámide de El Tepozteco al atardecer, un espectáculo visual inigualable que al día siguiente se corona con lo que ellos llaman el bautizo del Tepozteco.
Parten de la Cruz de Axitla y llegan a la plaza principal donde se realiza la fiesta final aderezada con fuegos artificiales, bailes, muestras gastronómicas y artesanales y juegos mecánicos. Además durante la celebración tiene lugar una competencia que consiste en subir el cerro en el menor tiempo posible.

Danzante Chinelo

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